Existen muchas situaciones cotidianas que hacen referencia al efecto que se denomina “principio de familiaridad”.

Tal vez nunca lo hemos pensado, o quizás sí, pero cuántas veces habremos escuchado o dicho este refrán: “dime con quién andas y te diré quién eres”.

Y es que la convivencia de dos o más personas comienza por una conexión inicial que hace viable el establecimiento de cualquier tipo de relación. Y es más, durante la relación en sí, se produce un lazo entre los implicados que favorece un intercambio de actitudes, comportamientos e incluso la generación de respuestas idénticas a estímulos similares.

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